Instruyendo el Corazón de Nuestros Niños

En repetidas ocasiones hemos mencionado que  la responsabilidad directa ante de Dios de criar, instruir y disciplinar a  los hijos es de los padres, no de terceros.

Pero esta instrucción viene de una vivencia, es decir, el padre debe ser aquello que espera que su hijo sea, él es el modelo.  

Ahora, teniendo eso como base, el trabajo de los padres y todo aquel que tiene contacto con los niños (agente educativo), es formar un joven moral,  ese que viva por los principios, más que  por actos externos.  Por ejemplo: instruir al niño para que llegue puntual a clases, no porque tendrá una mala nota, sino porque el tiempo de la maestra y el de sus compañeros es valioso, ellos son importantes y merecen mi respeto.  Esto es vivir por principios.  

Cuando instruimos el corazón del niño,  formamos una nación, una familia y  un adulto. Y les aseguro que nos libraremos de severos problemas. Porque estamos formando a una persona con dominio propio, que vive por lo correcto, no por lo que le conviene.  

¿Cómo llevamos a nuestros pequeños a este nivel?  

Todo empieza con la instrucción. El niño primero aprende a comportarse moralmente, para luego aprender como pensar moralmente. 

Estos sencillos pasos le ayudará:  

1.    1. Cerciórese que el pequeño lo mire a los ojos, y se concentre solo en usted. 

2.       2. Dígale qué debe hacer en la circunstancia que usted le está señalando. Por ejemplo: -Cuando llegue una visita a casa, tú debes decir: hola ¿cómo está usted? (enseñando saludos) 

3.       3. Luego muéstrele usted mismo como se hace.

 4.       Pregúntele al niño qué dijo usted, asegúrese que él comprendió.

 5.       Llévele a practicar y dramatizar lo aprendido. 

6.       Explíquele por qué hace esto que le está enseñando. Hable del principio. 

7.       Cuando llegue el momento de enfrentarse a la realidad, observe al pequeño. 

8.       No lo corrija delante de los demás si lo hace de manera incorrecta. 

9.       Llámelo aparte y felicítelo por su trabajo; y haga correcciones con amor, creando confianza de que puede mejorar, si se equivoca. 

10.   No se canse, repita, repita, repita hasta que su niño aprenda. 

¡El que persevera alcanza! ¡ánimo!

 Concluimos entonces que La instrucción moral tiene dos fases: el desarrollo del comportamiento moral y luego el desarrollo de la razón moral.  

Las acciones requeridas en los niños pequeños vienen primero y después les sigue el entendimiento. No baje os estándares morales, no se rinda, pida ayuda y guía del Dueño de sus hijos y familia, Dios. Él le dará las herramientas para hacer bien su trabajo.  

*Yorledis Guerra es docente, misionera, músico y escritora colombiana.

Contáctala a través de:

E-mail: yorledisguerra@yahoo.es

Teléfono: (+57) 312 667 2883

 
 

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