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Instruyendo el Corazón de los Niños. Parte II En el artículo anterior hablamos que los niños aprenden primero como comportarse moralmente y luego aprenden a pensar moralmente. Esto solo se logra a través de la instrucción. La manera de evaluar el trabajo que hacemos como padres es si los demás disfrutan de nuestros hijos o no. Evaluemos un poco: ¿disfrutan tus amigos y familiares que tu pequeño esté en casa ó les resulta tedioso tenerlos por los desastres que hacen al llegar a ella? 2. ¿hace tu hijo “berrinches” delante de los demás y pierdes el control del muchacho? 3. ¿dónde se encuentra usted en este proceso de aprender a instruir a su hijo? Ahora, muchos padres serian reprobados en este pequeño examen. Pero, ¿bajo qué estándares morales se da la instrucción? Hoy en día la moralidad aparece en todo tipo de tamaños y colores. Hay una tendencia de adoptar una moralidad de cualquier tipo, algunas proceden de nuestros familiares, maestros, escritores o tristemente de las influencias de la sociedad. Es por esto que muchas personas viven de acuerdo a su propia verdad, bajo una ética endeble que trae daño a la sociedad en la que vive. Dios ha establecido leyes o mandamientos para que el ser humano viva, le vaya bien y su nación sea bendecida. Es esta ética bíblica la que transforma la vida humana, porque son estándares que no actúan bajo mi propia conveniencia, sino por el bien de los demás y el diseño dado por Dios para ser buenos y vivir en paz. No hay un sistema ético en el mundo tan perfecto y elevado como el de la Biblia, ese será nuestro fundamento para formar a nuestros hijos. Por naturaleza la vida de los niños es orientada hacia ellos mismos. Todo les pertenece, quieren todo para ellos, piensan en ellos, es natural. La ética bíblica se orienta hacia los demás: Amarás a tu prójimo como a ti mismo y aún más importante, la meta principal de la educación, es que ellos amen a Dios. Ahora, para lograr esa instrucción debemos conocer lo que sucede en la mente del niño y su desarrollo. Basándonos en estudios y experiencias hemos identificado tres periodos principales de conflicto en la vida del muchacho: 1. 14 – 40 meses 2. 9-12 años 3. 19 – 20 años Estoy personalmente convencida que el primer periodo es el mayor periodo de conflicto en la vida del ser humano. Es en esta etapa donde por primera vez se experimentan nuevas situaciones sociales. EL conflicto es natural en la personalidad del ser humano, aprender a resolverlos es uno de los requisitos más importantes para desarrollar relaciones sanas en la familia. Si un niño no aprende a resolver conflictos, cuando grandes será difícil hacerlo. Por desgracia muchos padres en su papel de instruir a sus hijos, reaccionan de acuerdo a su experiencia de una niñez sin resolver, con sus temores, conflictos y decepciones. Algunos padres adoptan una protura permisiva, y cuando se da demasiada libertad a sus hijos, hacen que estos se vuelvan egoístas. O por el contrario adoptan una postura autoritaria, donde controla demasiado y reprime a sus hijos. Debemos soltar nuestros propios prejuicios, resolver los conflictos de nuestra niñez, y aprender hacer padres con una ética bíblica. ¡Haz de la formación de tus hijos una aventura apasionante. Ellos son el regalos de Dios para tu familia, edúcalos! Seguiremos la continuación del tema, en el próximo articulo. Yorledis María Guerra Pérez, es docente y misionera. Trabaja en Juventud con Una Misión en Colombia. Es una apasionada por la solidez de las familias. Teléfono: (+57) 312 667 2883 yorledisguerra@yahoo.es |
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